miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuánta decepción...

"Johnny, la gente está muy loca..." Llevo 5 ó 6 días cantándolo. Y es que, cada día que pasaba durante este último mes, estaba más convencido de que así era. Porque sí, últimamente lo de hacer cosas con sentido parece que no está de moda, que ha sido encerrado en el armario junto con la ropa del año pasado. Vale, probablemente utilizar un armario no haya sido el símil más apropiado, pero son las 4.00 a.m. y yo debería estar de fiesta, y no aquí, así que no le pidáis peras al olmo. Pero vamos, que todo esto son minucias, ya que hoy, una vez más, he tenido una revelación. Por décimonovena vez. En un mes.

Porque no, Johnny, no, la gente no está loca. La gente está podrida. La gente es MALA. Todo eso de la lealtad y la decencia, al armario también, lo que se lleva ahora es putear. Todo lo que puedas, metiendo toda la mierda que se te ocurra, y perjudicando a esa persona a la que supuestamente tanto quieres/aprecias/estimas. Eso sí, todo con una dosis importante de hipocresía, no vaya a ser que alguien sospeche de lo jodidamente horrible que eres por dentro y te lo eche en cara. Después, a sonreír con tu bonita dentadura perfecta y a lucir tu físico de gimnasio, ése que tanto potencias para que nadie tenga que ver lo que hay debajo. "Underneath your clothes", que diría la otra. Evidentemente, esas "clothes", lo más caras y bonitas posibles SIEMPRE.

Porque, amig@ mí@, tengo que informarte de algo. Eso que hay debajo de tu piel asusta. Y da asco, MUCHO asco. Y, cuando alguien tiene la suerte o la desgracia de descubrirlo, esa imagen de ti perdurará siempre en su cabeza. Que probablemente te importe una mierda, siempre hay ingenuos con pocas luces a quien engañar en esta vida (porque si hay algo más que gente mala en el mundo, es gente tonta), pero a mí personalmente sí me importa. Me parece triste. Y la constatación de todas estas verdades, día sí y día también, me hace perder la fe en el ser humano, una vez más, volviéndome el cínico que, en tu infinita falsedad, seguramente despreciarás.

Gracias a Dios (o al destino, o a la simple y científica casualidad), resulta que siempre hay algo que me hace ver un rayo de esperanza, un atisbo de buena fe entre tanta mierda hedionda. Ya sea en forma de una disculpa sincera, de un "cíber-abrazo" en el momento justo, o de un comentario simple pero de verdad. Porque, aunque cuesta, a veces, incluso en los lugares más insospechados y de las formas más curiosas, puedes encontrar personas de verdad, de las que realmente valen la pena. De ésas que han sido despreciadas por no querer comulgar con ruedas de molino, y que muchas veces han sido acusadas y tratadas como parias...

Pues bien, bienvenidos sean todos los parias. Y, si he de desterrarme para vivir entre ellos, iré preparando la maleta. O mejor no, siempre es mejor largarte con lo puesto y dejar que la vida te sorprenda favorablemente. Porque lo hace, incluso en los momentos más oscuros (o precisamente en esos momentos, quizá), creedme que lo hace.

"You two are glorious, you bastards..."