sábado, 19 de diciembre de 2009

Qué frío...

Se te mete hasta los huesos. Congela tu corazón. Escarcha tu mente. Criogeniza tu alma. Va formando, poco a poco, cristales helados en tu interior, que acaban resquebrajándolo todo. Al final, esas pequeñas grietas se expanden, dando lugar a enormes abismos helados de apatía, indiferencia y realidad. Porque lo demás ya no existe. Sólo el terrible, eterno y acogedor frío, esperando para abrazarte. Esperando para entumecer todos tus sentidos. Esperando para hacerte sentir, después de un largo día, en casa, a salvo.

"You only see what your eyes want to see, how can life be what you wanted to be...
You're frozen, when your heart's not opened..."

Frozen - Madonna

Y siempre hay quien dice que, después del invierno, llega la primavera. Y que no hay mejor placer que tumbarte al sol y dejar que derrita tu helor, arrastrando tus miedos, inundando tus vacíos. Porque no hay nada mejor que sentir calor en tu interior, el calor que lo hace todo más maleable... y frágil.

Calor, dicen... No inventes, cari, no inventes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario